lunes, 2 de abril de 2012

Curso vivencial de Inteligencia Emocional

Este pasado fin de semana, he tenido la suerte de poder asistir al Curso vivencial de Inteligencia Emocional, impartido por Emotiva Cpc.

Durante estos dos días, he construido una casa basada en cuatro grandes pilares: el del autoconocimiento; el de la autorregulación de las emociones; el de la automotivación y, por último, el de la empatía y las habilidades sociales. Es cierto que, tal vez, todavía es casa es un poco bajita y algo inestable, pero, poco a poco irá adquiriendo la fortaleza necesaria para que nada ni nadie sea capaz de derribarla.

También he comprendido, con la ayuda de unos estupendos compañeros, que en la vida estamos continuamente jugando a hacer distintos papeles (el de "el débil", "la superwoman", "la mamá"...) y que eso no es malo, ¡siempre y cuando sea porque nosotros queramos!; que las emociones se viven de forma distinta en cada persona porque vienen precedidas de vivencias y experiencias propias; que en cada uno de nosotros existen un montón de fortalezas que, aunque algunas de ellas no las sintamos en la actualidad como nuestras, en otras ocasiones las hemos empleado para superar situaciones difíciles. Y que todavía quedan muchas por mejorar... 

Tengo unas gafas nuevas de cartulina, moradas, con soles, mariposas, corazones y delfines; unas gafas que emplearé para ver las cualidades de los demás y para ser capaz de ponerme en su lugar; también tengo una nueva caja llena de mensajes positivos de los cuales cogeré uno cada mañana como propósito del día; tengo una pelota con una enorme sonrisa dibujada en ella que me hará rememorar todas las que he recibido y dado durante estos días y que, por supuesto, hará que recuerde todas las que ofreceré en mi futuro.

Y he comprendido que el corazón de una persona es como un folio al que arrugamos con cada mal gesto hacia ella, con cada insulto, con cada menosprecio... Y esas arrugas son irreversibles. Y ese folio, ese corazón, quedará marcado para siempre. Tal vez deberíamos planteárnoslo antes de decir o hacer algo en un momento de enfado...

Ahora sólo puedo dar las gracias. Gracias a esas personas que han compartido conmigo sus sentimientos y experiencias, que han dado junto a mí ese nuevo paso en el camino hacia el  autoconocimiento interior. Y gracias a Cristina y Mari Carmen, por sus sonrisas, su entrega y, por supuesto, sus abrazos. 

GRACIAS


7 comentarios:

  1. me alegro que hayas podido vivir esta experiencia. yo pude disfrutarlo hace algunos meses y fué el principio de un camino de cambio y conocimiento.
    Me ha gustado mucho el resumen que has hecho. Me siento identificada con los temas que has destacado. para mi ser consciente de "a que juegas en la vida" me resultó muy interesante. espero que continúes haciendo crecer los pilares de tu casa, y llegar a equilibrarlos por completo. un saludo Elena. por cierto los abrazos de Cris y Mª Carmen, son adictivos.

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    1. Elena, me alegro de que te guste. Realmente, creo que me he dejado un montón de cosas en el tintero, pero... ¡No resulta fácil hacer un resumen del fin de semana vivido! Eso sí, me he dejado la dinámica de "quiero" que para mí fue totalmente reveladora. ¡Es increíble las cosas que queremos y no sabemos hasta que dejamos libre nuestro pensamiento!
      Y lo de la casa... poquito a poco.
      Gracias por tu comentario y tus ánimos.
      Un abrazo

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  2. Parte I

    Puedo dar fe de que la experiencia fue intensa en este curso de Inteligencia Emocional y, que, las facilitadoras, como les gusta llamarse, son dos estupendas mujeres y comunicadoras.
    Sin embargo, no estoy de acuerdo en que hayamos aprendido nada, aún, a mera excepción de tener más datos y mucho más revuelta la cabeza. Pues, el aprendizaje, sin la reflexión y la práctica, nunca llegan a ser conocimiento.

    Quizá, lo que hayamos hecho, más bien, es recordar y situar o ubicar aquellas cosas, en la vida, que dependen de nosotros mismos y aquellas que dependen de los demás.
    Y que las emociones se viven y sienten de manera diferente, en cada uno de nosotros, por que nuestras experiencias, aquellas que van de la piel al corazón, son únicas.
    Pero, tan sólo, son únicas dentro del concepto experiencia, por que, de nuestra piel hacia fuera son universales. Y, ahi fuera, también hay vida.
    La tristeza, el enfado, la ira, el valor, la alegría, la superación o la inteligencia, por poner un ejemplo, las sentimos todas las personas desde un polo geográfico al otro y, desde oriente a occidente.
    Y, así, sigo sin convencerme de que todos los que allí estuvimos sepamos diferenciar este hecho: lo que depende de mi y, aquello, que depende del otro.

    Todos, allí, nos hicimos unas gafas de ver, con cristales relucientes, para poder observar en los otros, sus cualidades y, claro está, empatizar con ellos.
    Sin embargo, el problema no sea exactamente tener unas gafas nuevas o limpios los cristales, sino, el poder ver.
    Y, para ver, hay que empezar por desnudarse uno mismo, no sólo para ponerse en los zapatos del otro, sino, para reconocerse en lo humilde, sin la soberbia del que se cree poseedor del conocimiento por haber leído la Enciclopedia Británica en 15 horas.
    Para ver, hay que dejar el ego atrás y el orgullo y poder, entonces, así, expresar la conquista de la empatía a través de la formula: “que quieres tú”, “que deseas”, y, así, ayudar a conquistar el logro del otro, que, al fin, será también el nuestro, el de todos; pues no somos nada más que un reflejo en el espejo, como diría Foucault. Pero esta es otra historia.
    De cualquier manera, el cambio conductual, parece más sencillo si empezamos por decir yo quiero. Pero, ¿si quiero la Luna, la podré tener? La respuesta, obvia, es un no.
    Entonces qué, ¿frustración? ¿abandono?

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  3. Seamos más simples.
    Yo quiero amor, ¿lo tendré? Mi respuesta es si, con un pero.
    Si quieres amor lo tendrás, claro es. Pero si quieres amor bajo las condiciones de la fórmula “yo quiero” que sea así, tal como “yo lo quiero” y lo interpreto, o de tal o cual manera, sin pensar o reflexionar en el otro, ¿que amor podemos esperar?
    Lo que podemos esperar es la decepción. Pensando que es el otro y, no yo, el que yerra, el equivocado.
    Por supuesto que, de la misma manera que nos explicaron que, al arrugar un folio, este jamás vuelve a ser lo que fue, liso y sin mácula, para hacernos ver que todo lo que sentimos a nivel de la emoción, refiriéndose al corazón, deja marca, también, es necesaria la humildad, para pensar que lo que “yo quiero”, “lo que yo estoy haciendo”, y como “yo lo hago” por que es lo que “quiero”, arrugan y dejan huella indeleble en el corazón del otro.

    La estupidez humana por ser atrevida no tiene límite.
    ¿No somos capaces de comprender que existen otras formas de pensar? ¿ otras maneras de ver las cosas?.
    No.
    No somos capaces de pensar en la elasticidad emocional del hombre como una capacidad más, como la de la goma o el muelle, que se estira y, después de estirado y tensado, vuelve a su ser.
    Sólo queremos dejar de sufrir, sea de la forma y manera que sea, así que, sólo vemos aquello que nos interesa ver.

    Empero, desde este planteamiento ¿no nos estaremos engañando de igual manera? Pues la vida no es más que contradicción y opuestos.
    ¿Cómo reconoceremos la luz, si sólo vivimos en la oscuridad? ¿cómo reconoceremos el dolor, si sólo vivimos en la felicidad?

    Ese mundo así construido no es real
    Y, así, me vuelvo a preguntar ¿de que sirven las gafas de la empatía? ¿para que la necesidad de ponérmelas? si vamos a seguir sin ver, al igual que antes de empezar.
    En ese irreal mundo que construimos, nuestro ego superlativo, no dejará espacio para el resto de cosas importantes.
    Será todo arena, donde no tendrán cabida ni canicas, ni pelotas de golf. Mucho menos cafés.
    Pero sonreiremos como bobos de baba creyendo haber encontrado la felicidad como panacea. Como sitio dónde vivir de por vida.

    Mejor la farmacopea, Tiene los mismos efectos secundarios que el autoengaño. Felicidad y babas.

    Ps: Por supuesto, soy absolutamente responsable de lo que escribo, como lo escribo, como lo expreso y que quiero decir con ello.
    Así, esto te proporciona la aceptación, o no, del pensamiento de los demás. De demostrar la panacea de la sabiduría en 15 horas.

    Siempre tuyo, Max

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  4. Quisiera hacer un acto de contrición público y pedir disculpas si he ofendido y, en cualquier caso, dar las gracias a Cristina y a Maricarmen y, por ende al resto de los compañeros que en el último curso de "inteligencia emocional vivencial", asistieron.

    Grosso modo, en el blog de Elisa, titulado éste: "El baúl de las emociones", hay un post, considerablemente bien escrito y descrito, que hace un resumen de lo intenso, ahora lo veo, que fue el curso, al menos para mi.
    Bajo el comentario de Elisa, mi soberbia, a la cual yo llamaba vehemencia discursiva, por simple ignorancia, dictó un discurso que creía argumentado, sin pensar en el daño que podía causar a terceros.
    El discurso de mi soberbia, sólo argumenta y, por ende, pone de relieve, mis carencias en muchos aspectos emotivos propios y su tratamiento, es decir, como los gestiono.
    El texto que yo escribo iba dirigido, única y exclusivamente, a imponer mi propia voluntad, sin comprender las razones de Elisa, poniéndola entre la espada y la pared. Pues, Elisa y yo, eramos pareja.
    Y, digo eramos, consciente de que es un verbo en pasado, por que gracias a mi falta de visión, y eso que nos hicimos unas gafas de ver la empatía, no he sido capaz de ver nada de nada.
    Así, cuando pones a una persona un yugo, es normal que huya.
    No la culpo.
    Y, después de dos días de ayuno y reflexión, literales, la luz se ha hecho en mi. Y, es por esta razón, que pido perdón públicamente a todos los que allí estábamos, a los ofendidos y sobre todo a Elisa.

    Gracias.

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    1. Bueno chic@s.

      Sólo quería compartir con vosotros y de paso recordar alguna de las claves que nos acompañaron durante todo el fin de semana para que siempre las tengáis en mente:

      - UTILIZO TODO PARA AVANZAR. La crítica constructiva es la mejor compañera de viaje ;)

      - NO REALIZO NINGÚN CAMBIO EN LOS 15 DÍAS SIGUIENTES al curso.
      - ME CUIDO, ME MIMO, ME QUIERO.
      - NO ME LASTIMO, NI LASTIMO A LOS DEMÁS.

      Son días y experiencias muy intensas, y evidentemente ninguna es igual.
      Cada enseñana y toma de conciencia es única, y como tal es respetable. Eso es lo realmnete bonito y enriquecedor de estos cursos. Que cada uno aportáis una visión rica y única de cada una de las dinámicas.
      Ahora tenemos las gafas, pero no sólo por tenerlas vamos a ver.... Lo primero y más necesario es QUERER VER. Las utilizaremos cuando queramos y con quien queramos. :)

      Gracias Max por tu compartir, como siempre muy rico y sincero.

      Gracias Elisa por este espacio y por el resumen tan emocional y significativo que has hecho de un fin de semana intenso y por lo menos para mi, muy enriquecedor.

      Y también gracias a ti, Elena, por ser una gran muestra de que esto merece la pena.

      Un abrazo muy fuerte para cada uno de vosotros!! Fluid y disfrutad de vuestro tesoro ;)

      Cristina

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  5. Hoy, después de casi 15 días del curso, he revisado mi casa. Y, sorprendentemente, o no, me he dado cuenta de que esos cimientos son más sólidos de lo que eran en aquel momento.
    Los pilares de autoconocimiento y de regulación de emociones crecen a velocidad increíble; ¡y no digamos el de las habilidades sociales!
    Sé que todavía queda mucho camino por andar, pero resulta altamente gratificante ver cómo, poco a poco, esa casa va adquiriendo consistencia...

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