martes, 5 de junio de 2012

Emotiva: un espacio donde emocionarse

Si no me equivoco, fue hacia el mes de febrero cuando conocí a Emotiva Centro Para el Cambio. 

También creo recordar que fue gracias al Facebook (¡benditas redes sociales!, aunque siga resistiéndome un poco a ellas...) En su momento pensé: "bueno, otra empresa dedicada a la inteligencia emocional y al coaching tan de moda en estos tiempos" y, como quien no quiere la cosa, me matriculé en uno de sus talleres vivenciales; me imaginaba que algo aprendería y que, si no era así, tampoco iba a perder ni demasiado dinero, ni demasiado tiempo.

Pues bien, aquel domingo, después de todo el fin de semana en Emotiva, salí satisfecha de lo que en el curso había sucedido, de lo que las dinámicas me habían aportado y, por supuesto, de toda la gente con la que lo había compartido.

A partir de ese momento, como sucede siempre que haces un curso de este tipo, comencé a recibir información de sus talleres, charlas, postgrados y másteres. Hubo uno que, sin saber bien por qué, me llamó especialmente la atención: "postgrado de inteligencia emocional orientado a la educación"; el horario cuadraba con mis actividades diarias, había facilidad de pago y estaba segura de que el ambiente sería tan bueno o mejor que el que había experimentado en el vivencial... 

Hace un mes, lo comencé.

Desde entonces, los sábados por la mañana suena temprano el despertador y aunque, no voy a negarlo, me cuesta bastante apagarlo y ponerme en marcha, siempre comienzo el día con una sonrisa en la boca y con la seguridad de que, de nuevo, voy a pasar un fin de semana indagando en mí misma, en mi crecimiento personal; realizando actividades que han hecho que, de nuevo, ponga en práctica mi faceta creativa; compartiendo mis experiencias y sentimientos con personas tan increíbles como Arancha, Carolina, Marta, Vero, Patxi o Elena; soltando alguna que otra lagrimita y muchas, muchas risas...

Tal vez por todo ello, hace un rato, mientras observaba distraídamente mi carpeta con el logo y el nombre de la empresa, he comprendido que no podía ser otro; Ellos son Emotiva: son emocionales, trabajan desde el corazón y consiguen llegar a los demás. ¿Centro Para el Cambio?, ¡sin lugar a dudas! No creo que nadie que entre en su pequeño centro (y hablo de pequeño sólo en el sentido de metros cuadrados) salga de él sin sentir esa transformación; ¡desde luego, yo la estoy viviendo en mi propia piel!

Así que, desde aquí, quiero dar las gracias a Cristina Albendea, a Mari Carmen Alonso, a Esteban García y a Juan Gonzalo Castilla por formar parte del equipo de Emotiva; por ser unos excelentes profesionales en el apoyo del crecimiento personal; por compartir todos sus conocimientos de esa manera tan, tan cercana y, por supuesto, por sus estupendas charlas y clases.

Y, por supuesto, os invito y animo a todos los que paséis por aquí a no perderos la oportunidad de emocionaros...

Éste es mi pequeño "homenaje".

Un abrazo emocional a todos,

Elisa

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