domingo, 12 de agosto de 2012

Amor eterno


Como cada tarde, se sentaron en aquel banco mientras, en silencio, observaban a las personas que paseaban.

- ¿Recuerdas cuándo nos conocimos? - Preguntó él con mirada tierna.

- Por supuesto. Yo tenía ocho años. Y tú acababas de cumplir los once... - Rememoró ella cerrando los ojos y elevado levemente la cabeza.

- ¡Y por aquel entonces ya decías que no creías en el amor para siempre! 

- Y sigo sin creer en él.- Respondió la mujer con seriedad.

- Cariño, ¿cómo es posible que digas eso después de setenta años juntos? - Preguntó el hombre entre intrigado y divertido.

- Verás, - contestó ella cogiéndole dulcemente de la mano.- ¿Tú me amas?

- ¿Qué pregunta es esa?.- respondió algo desconcertado.- ¡Claro que sí!

- ¿Y por qué me amas? 

- Por cómo eres. 

- ¿Y cómo soy? - Continuó ella.

- Pues... eres dulce, fuerte, inteligente, cariñosa, guapa... y muy, muy cabezota.- Realmente, no entendía a dónde quería llegar su mujer, pero por experiencia sabía que era mejor contestar con sinceridad.

- Y, si no fuera así, ¿seguirías amándome?

- ¡Noooooo! - Contestó él con una carcajada.- ¡Serías otra persona!; ¡no podría estar contigo!

- Bien, entonces, déjame que siga afirmando que no existe el amor eterno. Creo que moriría si no estuvieras a mi lado. 

2 comentarios:

  1. ¡Elisa! soy Petia(anónimo)en Blogger. Me ha encantado y me ha parecido genial el carácter de la mujer en la historia.Esta historia me ha enseñado muchas cosas sobre el amor a una persona y no se me va a olvidar esta historia jamás, ni tampoco lo buena ´´guionista´´que ¡eres!y lo bién que creas estas historias. Un beso.

    ResponderEliminar
  2. Me alegro mucho de que te haya gustado y, sobre todo, de que te haya servido para darte cuenta de que cada uno es como es y de que las personas que nos quieren lo hacen exactamente por eso: ¡por cómo somos!

    Y, bueno, respecto a lo de buena "guionista", vamos haciendo lo que podemos... Un beso fuerte y, de nuevo, muchas gracias.

    ResponderEliminar