miércoles, 24 de julio de 2013

El deseo de Marco

Como ya comenté en mi última entrada, Marco tenía una duda muy, pero que muy, importante: ¿cómo se cumple un deseo?

Ante tal pregunta, su madre (¡benditas madres!) le animó a hacer una "lista de deseos" que, por supuesto, estaba encabezada por aquel en el que pensaba en el coche. Ese era su deseo más importante; su DESEO con mayúsculas.

Lo más curioso, es que, sin darse cuenta, era algo que ya tenía en su interior; algo que formaba parte de él, de su personita de seis años...

Todo ello me hizo reflexionar; ¿cuántas veces nosotros mismos hemos deseado algo que ya poseíamos? Y, no, no hablo de nada material, sino de capacidades, habilidades o, incluso, emociones. ¿Cuántas veces hemos visto a otros y hemos pensado "ojalá yo tuviera su fortaleza" u "ojalá yo fuera capaz de tomarme las cosas de esa manera"? 

Pero, si nos detenemos unos minutos y miramos en nuestro interior; si echamos la vista a atrás, es muy probable que acabemos dándonos cuenta de que todo ello forma parte de nuestro ser y que, simplemente, no hemos sido conscientes de ello y, por ende, no lo hemos podido potenciar lo suficiente. Otras veces, como en el caso de Marco, es más sencillo: lo tenemos delante, lo demostramos todos los días y, sin embargo, lo desconocemos. Es entonces cuando solo necesitamos a alguien que nos diga: "tranquilo, ya lo estás haciendo. Y, además, muy bien".

Parémonos a pensar en lo que deseamos y en lo que realmente poseemos. Detengámonos unos minutos y reflexionemos sobre todos esos tesoros empolvados que tenemos en nuestro interior. Y, entonces, como Marco, podremos ver que nuestros deseos se hacen realidad.

Porque, lo creamos o no, nuestros deseos ya existen y forman parte de nosotros. Solo tenemos que buscarlos y seguir creyendo en ellos. En ellos... ¡y en nosotros mismos!

1 comentario:

  1. Upsss, ¡me equivoqué! Marco tiene 5 años, no seis...; ¡qué cabeza la mía!

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