lunes, 12 de agosto de 2013

¡Qué bello es vivir!

Hace poco más de una semana, un amigo me recordó lo maravillosa que era, y es, la película de Frank Capra Qué bello es vivir.

Hoy he vuelto a verla.

Resulta curioso cómo una película, al igual que un libro, hace que sintamos distintas emociones dependiendo de nuestra situación vital.

Pues bien, esta noche me he sorprendido con una gran sonrisa en mi rostro durante la escena final de esta obra maestra. Y lo que es mejor: he recordado que todos y cada uno de nosotros estamos en esta vida por algún motivo; realmente no me importa saber o no cuál es el mío, pero, al igual que George Bailey, mi Clarence particular me ha hecho darme cuenta de que la vida sin mí no sería igual. No sé si peor o mejor, pero sí sé que distinta.

Tal vez sea casualidad, no lo sé, pero en estos últimos días, varias personas de mi vida me han dado las gracias por haber aparecido en las suyas y, aunque suene "de cajón" me he dado cuenta de que si yo no estuviera, ellas no hubieran podido "conocer" mi compañía ni yo disfrutar de la suya.

Hoy vuelvo a entender que, aún con las cosas "menos buenas" que puedan suceder, la Vida merece la pena ser vivida.

Y con esta maravillosa sensación, con este increíble sentimiento, me embarco en los brazos de Morfeo, no sin antes pedirle a mi Clarence que me haga soñar con los angelitos...

Estoy segura de que está noche sonará alguna que otra campanilla.

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