Supongo que, por mis propias experiencias, he aprendido que en esta vida es necesario ir cerrando etapas. Que no se puede vivir de recuerdos y, mucho menos, en el pasado. Sin embargo, espero que todo lo que he vivido en esta última quede en mi memoria por muchos, muchos años.
Como he dicho en muchas ocasiones, soy del tipo de personas que piensa que todo ocurre por algo y que las cosas, y sobre todo las personas, llegan a nuestra vida cuando tienen que hacerlo. Pues bien, el pasado mes de abril, aparecieron en la mía un montón de adolescentes increíbles, unos compañeros de trabajo excelentes - algunos, a día de hoy, ya amigos - y un centro escolar, nada parecido a los que estaba habituada, que me han hecho recordar multitud de cosas que había olvidado.
Por eso, me permito el lujo de "aprovecharme" de este blog para darles las gracias. Gracias a todos por hacerme sentir de nuevo lo gratificante que es ser uno mismo; gracias, chicos, por demostrarme que si perdemos el miedo a salirnos de lo que se considera lo "normal", el miedo a sentirnos "distintos", seremos capaces de vivir de una manera mucho más placentera y natural. Gracias. Gracias por acompañarme en estos meses.
Tal vez sea una profesora (¿persona?) atípica, distinta o incluso rara. No lo sé. Nunca me lo he planteado. Pero lo que sí sé es que si eso hace que reciba tanto cariño y apoyo de mis alumnos, compañeros y familias... ¡bienvenida sea la "rareza"!
¡Mil gracias a todos!