
Ahora, mientras escribo esto, me resulta inevitable recordar aquel fragmento de Susanna Tamaro que dice " (...) Y luego, cuando ante ti se abran muchos caminos y no sepas cuál recorrer, no te metas en uno cualquiera al azar: siéntate y aguarda. Respira con la confiada profundidad con que respiraste el día en que viniste al mundo, sin permitir que nada te distraiga: aguarda y aguarda más aun. Quédate quieta, en silencio, y escucha a tu corazón. Y cuando te hable, levántate y ve donde él te lleve"; sin embargo, en los últimos meses, he comprendido que no es necesario encontrarse en una encrucijada para sentarse, respirar y escuchar. Me he dado cuenta de que, si lo haces día a día, poco a poco comprenderás que ese "yo profundo" te habla y te guía, y que solo así serás capaz de saber quién eres, de descubrir qué buscas, de sorprenderte cada día ante cosas nuevas con la misma inocencia con que lo haría un niño, de sentir la paz en tu interior, de hacer que el amor sea el motor de tus acciones...
Aún así, siempre queda la opción de taparse los oídos, de cerrar los ojos y continuar en lo ya conocido...
Todo es válido. Solo es una decisión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario