domingo, 7 de julio de 2013

Re-conocer

Miro mi imagen en el espejo y no la reconozco. Y es que, ¿cómo se puede volver a conocer algo que no has visto nunca? ¿Acaso es posible re-conocer algo nuevo?

Sí, es cierto, la imagen es la misma de siempre: pelo rizado, ojos verdes, pequeña estatura, tez algo más tostada de lo habitual por el efecto del sol...

Pero el interior ha cambiado. Ya no tiene nada que ver.

Ahora refleja fuerza y seguridad; muestra orgullo de quien es y de lo que tiene; ilusión por lo que le queda por hacer; sabiduría porque es consciente de que caerá de nuevo y volverá a levantarse... Y de todo lo que le queda por aprender y vivir.

Y me miro y no puedo evitar sonreír a aquella persona que refleja el espejo. La observo con ternura y agradecimiento por todo lo que me ha dado; por la multitud de cosas que me ha enseñado en todos estos años que hacen que hoy esté aquí y sea quien soy.

Y sé que algún día de estos - ¡Dios sabe cuándo! - volveré a mirarme en ese espejo. 

Y, entonces, me reconoceré.

Porque esa imagen ya no será la de una desconocida. 

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